Alberto Auné
Son hombres y mujeres como nosotros, que viven una pesadilla desde en algunos casos muchos años.
No saben de comodidades ni buen trato; dejaron su hogar de manera forzada y no saben cuándo volverán a ver, en caso de que esto sea posible, a sus seres queridos.
Su vida y su salud están en riesgo. Duermen y comen de manera precaria, en medio de una naturaleza hostil, a lo que se suman los peores maltratos.
Si enferman, no pueden recibir asistencia médica.
Pasan, así, humillación tras humillación, angustia tras angustia, con la separación forzada de sus seres queridos y en muchos casos la certeza de una muerte cercana, que no pocas de estas personas ven como un alivio.
Padecen la violación de sus derechos humanos fundamentales, entre ellos la libertad que merecen como lo han hecho toda la vida. A esto debemos sumar el olvido que algunas organizaciones sociales y políticas tienen sobre ellos, una amnesia que no tiene justificativo.
Las voces que en otros momentos denunciaron abusos y muerte por parte de usurpadores del poder deberían levantarse con firmeza para denunciar este atropello.
Estas líneas reclaman su libertad.
Quizás sea una gota en el océano de tanta información en internet, pero puede multiplicarse.
Pidamos por sus derechos humanos. Difundamos su situación y denunciemos sin temor a sus captores, instrumentos del odio del hombre contra el hombre.
Que regresen a sus hogares y puedan de esa forma rehacer sus vidas ya tronchadas sin misericordia.
Muchos los esperan con los brazos abiertos. Ojalá que la bienvenida se multiplique a lo largo de muchas ciudades en el mundo.
Son los rehenes de fuerzas militares irregulares, quienes con su mirada nos imploran no quedar en el olvido.
La privación de su libertad y a menudo el asesinato cobarde se producen por motivos sociales, políticos y en muchos casos religiosos, olvidando que las grandes creencias, en especial las mayoritarias, predican el amor y el respeto al prójimo, al cual Dios ama aun en medio de la peor adversidad.
Los medios de difusión e internet nos han mostrado de manera explícita el desprecio por la vida a que son sometidos.
Tengámoslos siempre presentes, ya que están en la memoria y la esperanza de quienes aman la vida y la libertad. Alberto Auné
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