
La clonación «in vitro», un auge de nuestro tiempo. (Fuente: http://www.wikimedia.org)
Alberto Auné
Intentar ocupar el lugar de Dios en la creación es un peligroso juego.
Los intentos de clonación humana pueden llevar a la destrucción de la vida tal cual la conocemos, generando una civilización en la que la ley natural sea abolida.
Contenido•
- Una agonía que enseña
- Ciencia y debate
- Qué es la clonación
- Falsos conceptos y premisas
- Clonación y peligros
- Los derechos humanos ante la clonación
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Una agonía que enseña
La tradición de la muerte del cisne –interpretada por grandes del ballet, como Anna Pavlova- recuerda que ese animal se yergue en su momento postrero, para emitir un sonido estremecedor, que desgarra el alma de quien lo escucha; después, muere.
El hombre ha obtenido grandes desarrollos en ciencia y tecnología, y ahora va por más: el anuncio de la próxima búsqueda de construir un ser idéntico a sí mismo, por el sistema de clonación, lo envalentona. En una muestra de la ruptura de fronteras entre la ética y el negocio se dice que esto se hará “porque hay demanda”. Este paso puede ser el equivalente de la muerte del cisne para el hombre. -
Ciencia y debate
Desde el nacimiento de la oveja Dolly, en 1997, surgió el debate sobre clonación humana. Importantes entidades y organismos internacionales levantaron su voz contra los riesgos de la manipulación genética, entre ellas la UNESCO, a través de la Comisión Mundial de la Ética de los Conocimientos Científicos y de las Tecnologías; la Asamblea Mundial de la Salud y el Consejo Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de entidades de ciencia y bioética.
Las Naciones Unidas trataron por primera vez el tema en la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, definiendo esta clonación como una práctica “contraria a la dignidad humana» ya que según señalan –en un texto que obliga moralmente a los Estados miembros- modifica la indeterminabilidad genética, reduciendo a los seres a nivel de meros utensilios, imposibilitados de defenderse contra este atentado a su dignidad. -
Qué es la clonación
La clonación es el proceso por el cual el ADN de una célula proveniente de un cuerpo se coloca en un óvulo femenino cuyo ADN fue previamente removido; la célula crece y lleva adelante el proceso normal de gestación.
La manipulación del ADN humano es una violación de la privacidad del ser que se va formando, al modificar compulsivamente sus características sin que éste pueda defenderse, lo cual traerá consecuencias imposibles de revertir.
- Falsos conceptos y premisas
Algunas opiniones presentan a la clonación humana como un paso adelante en la evolución de la especie, cuando en realidad es una caída en un abismo imposible de remontar.
El gen que se transmite tiene las mismas características genéticas de la persona de la cual se extrajo. Empero, se omite decir que el ser humano crece en un ámbito, del cual asimila sentimientos, ideas, normas de conducta y escala de valores, en un contexto único e irrepetible para cada uno de nosotros.
Así, la ilusión de verse reflejado en otro ser –o ver la exacta imagen en físico y conducta de otra persona- puede derivar en una profunda frustración.
- Clonación y peligros
Los riesgos irreparables en la naturaleza del nuevo ser son grandes y el emocional es sólo uno de ellos: al no tener padre y madre como referencia, se pierden los orígenes, necesarios para la vida, construida entre otros elementos con la historia personal de cada uno.
De esta manera la historia personal, ligada a la familia, no existe, produciéndose un vacío en un tema que es inherente al ser humano. Somos quienes somos, constituyendo nuestra personalidad un elemento ligado a nuestros ancestros, familia y afectos.
La clonación humana puede llevar a una sociedad donde la ciencia controle gradualmente el nacimiento de nuevos seres, y hasta puedan elegirse los códigos genéticos que más quiera desarrollar un país, incluyendo la raza, idea de la cual la humanidad tiene triste memoria. -
Los derechos humanos ante la clonación
El gran escritor libanés Gibran Khalil Gibran (1883-1931) escribió en su libro El Profeta, publicado en 1923, dirigiéndose a los padres, que los hijos tienen “sus propios pensamientos” y los progenitores pueden “albergar sus cuerpos, pero no sus almas”.
No es digno del hombre manipular genéticamente a otro ser. Por ello, respetar su naturaleza es cuidar uno de sus derechos fundamentales, que debe cumplirse a riesgo de que el ser humano pierda su condición de tal. Alberto Auné
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