Envejecer juntos: amor y compromiso en la pareja

· Alberto Auné, biología
Autores

Alberto Auné

Rescatemos la perennidad del amor.

Los tiempos actuales son de brevedad, en especial en los compromisos asumidos; todo tiene un tiempo que parece limitado y gran parte de la sociedad lo aplica también al amor; admiremos a quienes han honrado su vida y se enorgullecen de ello.

Contenido

1. Sana envidia
Cuando veo un matrimonio compuesto por ancianos, que caminan por la calle tomados de la mano, estoy tentado de preguntarle el secreto de su felicidad.
La vida, una aventura para recorrer en pareja

Algunas cosas llegaron a mis oídos por parte de quienes se atrevieron a tal pregunta… Entre las causas están, dicen, el respeto al otro, el saber combinar la independencia individual con la vida en común, y sobre todo saber guardar siempre temas para compartir, situaciones para crear. Así como en una arrugada galera, saber extraer nuevos conejos que alegren al espectador.

Cada pareja es un mundo en sí misma y tiene su secreto y sabe por qué la vida les ha dado la merecida felicidad de una existencia alegrada con amigos, hijos y nietos; por ello, estoy seguro de que lla comprensión, el diálogo y el afecto, cultivados diariamente, dan su fruto con el tiempo.
Este fruto es la felicidad de saber compartir las cosas pequeñas de todos los días y así llegar a una vida en plenitud. Los años dorados permiten continuar con proyectos, que se hacen más fuertes con la convicción de saber que no se está solo en cada inicio de ideas que se concretan.
Cada edad tiene un encanto especial y esto lo saben quienes han compartido todo.
En tiempos en que lo fugaz es venerado como un proyecto de vida y cambiamos vertiginosamente de trabajo, lugar de residencia, carrera a estudiar y hasta de pareja quienes han logrado permanecer juntos en el tiempo son un faro que guía a las nuevas generaciones.
2. Los hijos lejanos
Pienso también en los hijos de esa pareja y dónde estarán, preguntándome si visitarán a sus padres o la vorágine de la vida se los impedirá.
La soledad no es tal si el cariño de los hijos, nietos y si Dios los da los bisnietos siguen en comunicación con quienes les dieron la vida.
Es la etapa de la cosecha, que imagino fructífera y plena de satisfacciones, aunque a veces no es así por muchas situaciones.
Ambos integrantes de la pareja encuentran recuerdos, situaciones para compartir, momentos en que enorgullece una existencia vivida con dignidad.
Si tenemos la dicha de tener vivos a nuestros padres o abuelos, recordemos que siempre esperan nuestra visita con la serenidad de los años pero también con la conciencia de que los años pasan y merecen la satisfacción y la alegría de reencuentros que un día no podrán concretarse.
Que ese momento no nos encuentre con un remordimiento de conciencia. Las urgencias que creemos tener muchas veces no son tales: puestas en la balanza son una pluma en comparación con la pesa de hierro de nuestras verdaderas obligaciones hacia quienes nos dieron la vida y esperan al menos una parte de nuestro tiempo que no será desaprovechada sino que traerá alegría a nuestro espíritu.
Sobre todo, no cometamos el error de transferir la responsabilidad del cuidado de nuestros padres a instituciones que son un depósito de personas que saben en lo más profundo de sí que saldrán de allí rumbo a su última morada.
Si la pareja sigue activa, tanto en el amor como en proyectos individuales y de ambos, su vida se extenderá más de lo que pueden hacerlo terapias costosas que comparadas con el amor no tienen mucho que hacer.
3. Infinitas respuestas
Seguir en pareja a través de los años parece difícil, pero es parte de la magia que permite a dos personas continuar juntas en la vida, preguntándose cada día qué tendrá él o ella para decirnos, para deslumbrarnos.
Un día de regalo que nos da la vida es una jornada para mostrar algo de nosotros mismos a quien está a nuestr lado. Una mirada de sus ojos, una sonrisa, dice más que miles de palabras o discursos vacíos con frases de comromiso.
Cada pareja es un mundo; no hay una forma universal para lograr esta meta salvo el amor, que si permanece vencerá al tiempo.
En los tiempos actuales la perseverancia en algo parece algo extraño. La sociedad y la moda nos urgen a cambiar pero muchas veces este cambio no es para bien; dejamos detrás nuestro afectos y recuerdos que, si no vuelven o se mantienen en su lugar, cargarán en nuestro corazón y nuestra mente preguntas irresueltas.
Sólo nos queda ser nosotros los magos que extraemos un conejo de la chistera del encanto en una función para un solo espectador, que durará hasta que la muerte separe al mago y al único integrante del público.
No temamos a esta función el mejor aplauso nos espera. Alberto Auné

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