Alberto Auné
El concepto de aldea global también se aplica en conflictos bélicos.
Pueblos, etnias y naciones están hoy interconectados y los enfrentamientos armados causan dolor y muerte incluso en lugares en los que no se desarrollan, con repercusiones que se expanden por el planeta.
Contenido
1. Un mundo pequeño
La globalización, característica de nuestro tiempo, no sólo tiene efectos culturales, sociales y económicos sino también, entre otros, el de extender por el Globo los dolores de la guerra, sin importar diferencias raciales, sociales o religiosas, a las que ninguna persona de bien debiera considerar como reales.
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La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto globalizado
(Fuente: www.wikimedia.org)
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Hace tiempo los conflictos bélicos nos parecían lejanos. Soldados con uniformes que no conocíamos, gente de razas distintas a la nuestra que sufrían sus efectos, en imágenes que nos llegaban por los noticieros televisivos o documentales cinematográficos, sin olvidar las fotografías en diarios. Recordemos que durante la Primera Guerra Mundial (1913-1918) y en conflictos anteriores las imágenes del frente eran transmitidas por dibujantes, en lápiz sobre papel, ya que la fotografía no se había difundido y la técnica todavía no era la adecuada.
A veces estos bosquejos se hacían junto con observadores de un bando hacia otro, sobre globos aerostáticos.
Todo era lejano; es verdad que incierto pero no inmediato a nosotros. Esa era la sensación que teníamos tiempo atrás. Imágenes lejanas, como las de las películas, ajenas a nuestra realidad-
La ocupación de Francia por el nazismo, el ataque japonés a Pearl Harbor, la liberación de París y otros hechos de la Segunda Guerra Mundial, como la toma de Berlín por los rusos en 1945 y las horribles escenas de Hiroshima y Nagasaki al caer sobre cientos de miles de inocentes las bombas atómicas, nos llegaban por la ya activa televisión, los noticieros cinematográficos, los diarios y la radio.
Más tarde llegó la masividad de la televisión y todo pareció más cercano, pero nunca tanto como con la inmediatez ofrecida por las nuevas tecnologías, en especial internet, haciendo realidad la globalización..
La Primera Guerra Mundial fue un hecho globalizado, al intervenir, además de varias naciones europeas, Estados Unidos como potencai extracontinental . Pero el principal conflicto que le sucedió, la Segunda Guerra Mundial, involucró a más países y llevó la violencia a niveles hasta entonces impensados, siendo testimonio de ello, entre muchos otros hechos, el Holocausto y el lanzamiento de bombas atómicas por parte de Estados Unidos sobre Japón, en Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945.
2. Intercambios geográficos
La economía se globalizó y las empresas fueron abriendo filiales por el mundo, comenzando a expandirse la división internacional del trabajo.
A ellas viajaron directivos, trabajadores… Así se trasladaron familias y muchas veces se ampliaron al casarse algunos de sus miembros con personas del país en que estaban.
También hubo traslados de artistas, que encontraron bajo otros cielos mayores posibilidades, siendo recibidos por culturas distintas a las que se integraban.
Los estudiantes encuentran más fácil cursar materias o carreras en otros países y así se alejan de sus familias durante meses o años.
La salud es otra causa de traslados, por motivos de tratamiento, clima u otros.
No debemos olvidar los cambios de país más dolorosos: los producidos por el exilio, debido a múltiples razones, políticas y económicas entre ellas.
Múltiples son los motivos que llevan a que sean más frecuentes los viajes y traslados, encontrando a veces quienes los practican una pareja, un trabajo o un destino que llevan a tomar decisiones más duraderas.
La aldea global se ha hecho realidad. El mundo es uno y los acontecimientos son inmediatos a nosotros, influenciando en nuestra vida.
3. Una mayor cercanía
Sumemos a esto la fuerte presencia de internet, que con comunidades virtuales y mensajería instantánea acerca las distancias, al menos en la pantalla. No éste el espacio para analizar las causas de la movilidad y migraciones mundiales, sino reflexionar sobre la convivencia cada vez más frecuente entre personas de distintas razas, creencias y culturas.
4. Que nadie se sienta extranjero en otra tierra
Acompañemos a quienes deben sufrir el doloroso exilio causado por la guerra, con la angustia de saber sobre sus seres queridos. Este sufrimiento, que sólo conocen quienes lo han vivido, aumenta cuando se producen situaciones irreparables, que no podemos solucionar.
No permitamos que quienes viven cerca nuestro quizás temporalmente, pero tienen su corazón en otras tierras, sufran en silencio y soledad cuando la guerra llega a los lugares de donde provienen.
Logremos, al menos con nuestra palabra y afecto, que la angustia sea aliviada y el dolor encuentre consuelo.
Nunca sabemos cuándo estaremos en esa situación. Ojalá que nunca nos toque vivirla, pero si ello ocurriera el agradecimiento que recibiremos mañana será la cosecha por nuestra solidaridad de hoy. Alberto Auné
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