Alberto Auné
Sentirnos bien es importante para afrontar la realidad.
La sociedad nos aísla y transmite mensajes que pueden ser destructivos si no nos preguntamos el porqué de lo que nos ocurre.
Contenido
1. Salud mental: una concepción positiva
Durante mucho tiempo los especialistas consideraron varios elementos como clave en el campo del trabajo para lograr una salud mental en el paciente.
Si bien había en varias escuelas diferencias de concepto, la idea general se basaba en la armonía del ser humano consigo mismo, en forma individual, y con la sociedad, de manera más general y colectiva.
2. Sísifo feliz
El escritor y ensayista francés Albert Camus (1913-1960) planteó en su obra El Mito de Sísifo la vigencia de esta parte de la mitología griega en el mundo de hoy.
Sísifo había sido condenado por los dioses a una pena eterna: subir una piedra a una montaña.
Lo hacía, y al llegar a la cima la piedra caía del otro lado. Iba a buscarla, volvía a subirla… y así eternamente.
Para Camus, el hombre contemporáneo es Sísifo feliz.
Su obra fue escrita a mitad del siglo XX, pero tiene hoy la misma vigencia, y la situación se aplica al plano que nos ocupa: el ser humano que cree equivocadamente vivir una sensación de felicidad.
Esta situación se da, según Camus, «hasta que un día se alza el porqué, y todo renace con esa plenitud teñida de asombro».
Si en algún momento quienes viven una situación de fantasía irreal creada a partir de las desviaciones de la salud mental que analizaremos se preguntan el porqué de su actitud, el cuestionamiento llevaría a ese asombro, al replanteo de la situación y al consecuente cambio de actitud ante la vida.
3. El hombre, receptor pasivo de mensajes
El hombre inmerso en la sociedad actual no toma conciencia de la dimensión de su problemática pues la sociedad quiere impedirle pensar, razonar y a partir de allí tomar decisiones basadas en la autonomía.
El bombardeo de imágenes es continuo, y así se establecen prioridades que en lugar de llevar a la persona a la salud mental la mortifican cada vez más, haciéndola encerrarse en sí misma, sin percibir lo que ocurre a su alrededor a un nivel real.
Las definiciones pensadas décadas atrás deben ser nuevamente consideradas a la luz de cuestionamientos actuales.
Si bien siguen en la clínica consideradas como válidas, su exposición social produce a menudo planteos que van más allá de lo estrictamente clínico.
Se produce entonces el desafío de enfrentar estos cuestionamientos, para lo cual es necesario un lenguaje que exceda lo científico.
4. Definición de salud mental
Escuelas y tendencias psicológicas tienen su aproximación a lo que consideran salud mental.
El debate y el intercambio de ideas se produce continuamente, y el riesgo de tomar una definición teñida de subjetividad. Es por ello que debe respetarse el carácter universal de una definición, comprendiendo a la mayor cantidad de sujetos posible, con las características de género próximo y diferencia específica.
La Organización Mundial de la Salud define a la Salud como un «estado de completo bienestar mental, físico y social, y no meramente la ausencia de enfermedad o dolencia».
Esta definición, dada a conocer en 1946, cumple este año seis décadas de vigencia.
5. Comentarios a esta definición
En estas palabras encontramos que el aspecto mental es parte de la evaluación del estado de salud de un sujeto. Se une con lo físico, pero destacamos su relación puntual y específica con lo social.
De aquí deducimos que el hombre, como ser gregario, no puede tener un estado pleno de salud estando aislado del mundo. Debe tener comunicación con sus semejantes, estando integrado a quienes lo rodean y con él conviven tanto familiar como social y laboralmente.
Juegan en esta definición un importante papel las condiciones de vida, los avances científicos y a la evolución de la cultura.
De aquella definición que, recordemos, fuera formulada poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial, vemos que hay elementos que hoy son más tomados en cuenta que entonces.
Destacamos entre ellos la conciencia de la sociedad contra todo tipo de discriminación, en especial contra las minorías religiosas, de opinión o sexuales.
6. Clínica, discriminación y libertad
La clínica en tratamientos de salud mental, o al menos las definiciones que algunos profesionales siguen, considera perversiones a algunas conductas sociales y sexuales. Sin embargo, hoy la sociedad no discrimina como antes a quienes las practican.
Si la salud lleva a una integración del sujeto a lo social, lo que antes se planteaba como un conflicto debe ser reanalizado en tanto y en cuanto exceda lo privado para transformarse en la relación de un grupo minoritario cualquiera con la sociedad.
En lo religioso también se da este planteo. Hay minorías que viven aisladas de algunos adelantos tecnológicos, o viven en comunidades excediendo al concepto de familia que conocemos hasta ahora.
Por otra parte, el discurso de las creencias espirituales mayoritarias busca excluir a quienes tienen el atrevimiento de pensar distinto o cuestionar dogmas.
7. Seamos nosotros mismos
La psicología, la psiquiatría, la teología, la filosofía y oitras ramas del saber deben respetar el libre albedrío del ser humano, sin imponerle una ideología por la fuerza.
Esta fuerza no necesita ser física; a menudo la violencia espiritual es más poderosa y produce efectos más negativos.
Tengamos presente a Sísifo: no subamos una piedra que eternamente arrastraremos de nuevo a su lugar desde la cima de una montaña.
Preguntémonos el porqué de todas las cosas y veremos lo que está oculto tras ellas. Alberto Auné
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