Alberto Auné
Un pionero que merece ser recordado por las nuevas generaciones.
La historia de la televisión muestra personas y emprendimientos que no debemos olvidar; la fundación de Canal 11 en Buenos Aires (Argentina) es uno de los hechos que marcaron un momento en el desarrollo de la cultura de la imagen.
Contenido
- 1. Una época para recordar
- 2. Los jesuitas y la TV
- 3. Despertando entusiasmos
- 4. Producción y dirección de TV: una carrera universitaria
- 5. Un hombre especial
- 6. Las tijeras, siempre presentes
- 7. Una antigua concepción de ideas
- 8. Cambios e historia
1. Una época para recordar
En 1956, poco después de la caída del segundo gobierno peronista, la televisión hacía furor en la Argentina.
Los primeros aparatos no estaban al alcance de todos; quienes tenían el privilegio de tener alguno se veían sometidos a las visitas y autoinvitaciones de amigos y vecinos.
El televisor era un artículo de lujo. La producción no era muy alta todavía y los primeros aparatos, en blanco y negro, atraían al gran público.
La cultura de la imagen había llegado a ese país; nadie podía imaginar entonces el nivel que alcanzaría con trasmisiones satelitales en formato digital, videos, DVDs y Blu-Ray.
El nuevo fenómeno, que había comenzado el 17 de octubre de 1951, en un acto en que hablara Eva Perón, atrajo el interés de importantes entidades y organizaciones, entre las que estaba la Iglesia Católica.
La televisión -y la historia lo demostró- no solo era un medio de entretenimiento sino también de difusión de ideas. Quien la supiera utilizar tendría el poder de la comunicación en sus manos, llegando a una cantidad insospechada entonces de espectadores.
2. Los jesuitas y la TV
Una orden religiosa católica importante, la Compañía de Jesús, tenía entre sus miembros en Argentina a un sacerdote interesado en medios de difusión: el padre Héctor Grandinetti, a quien sus superiores jesuitas encomendaron la difícil tarea de poner en marcha un canal de TV, comenzando las emisiones en 1961.
La Compañía había sido fundada en el siglo XVI por San Ignacio de Loyola, un militar que trasladó el esquema de su vida castrense a esa orden: soldados de Jesús, los jesuitas buscarían todos los medios para propagar el Evangelio.
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San Ignacio de Loyola,
fundador de la Compañia de Jesús
(Fuente: www.wilimedia.org)
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La historia de esta orden muestra que se cumplió este proyecto. La Compañía -cuyos miembros, además de los votos de todos los religiosos, hacen uno especial de obediencia al Papa- defendió a la Iglesia contra la Reforma que en Europa arrancó países enteros de la grey católica y tuvo una gran influencia en los siglos posteriores, estando presente no sólo con iglesias sino en la cultura, con colegios, universidades y emprendimientos científicos, entre otros tantos, llevando el Evangelio a lugares de los cuales estaba ausente, sin olvidar la obra misionera en países ajenos hasta entonces al cristianismo o donde éste tenía muy pocos fieles, como en los del continente asiático.
No podía entonces estar ausente en un emprendimiento televisivo, ya que estaba en medios gráficos y radiales así como en la TV de otros países.
Este sacerdote convocó a profesionales que en su mayoría estaban vinculados con la Universidad del Salvador -que estaba entonces dirigida por los jesuitas- y así pudo conseguir el capital necesario para que Canal 11 fuera una realidad, a cargo del grupo Difusión Contemporánea (DICON).
El emprendimiento llamó la atención de diversos sectores de la sociedad. No era un canal destinado a la evangelización como primer objetivo, aunque la religión no estaba ausente en él, sino un medio de difusión de valores que la sociedad debe mantener vigentes para una realización plena de los ciudadanos.
3. Despertando entusiasmos
La novedad movilizó a otros emprendedores privados, que lanzaron también los canales 9 y 13. Alejandro Romay y el cubano Goar Mestre fueron respectivamente sus impulsores en una época en la que el esfuerzo era indispensable para llevar adelante un emprendimiento de esta naturaleza.
Ambos empresarios acompañaron el proyecto de una televisión privada, que al no estar en poder del Estado permitiría con el tiempo no sólo una mayor competencia comercial sino tambén un pluralismo de ideas que la Argentina necesitaba.
4. Producción y dirección de TV: una carrera universitaria
Además, Grandinetti creó la Escuela de Televisión de la Universidad del Salvador, en la que se formaron importantes profesionales de la TV argentina.
Esta escuela permitió a quienes lo deseaban estudiar realización, producción televisiva y otras actividades relacionadas con esta actividad, nutriendo de mano de obra especializada a los nuevos canales, que la demandaban ofreciendo buenas remuneraciones.
Muchos directores y técnicos de televisión cursaron allí su carrera y una vez graduados trabajaron en esta actividad, honrando su trayectoria profesional.
5. Un hombre especial
Grandinetti trabajó varios años en el canal, hasta que éste pasó a otras manos; prosiguió con la docencia y otras actividades, recordando siempre la experiencia de haber puesto en marcha Canal 11. Esta emisora, una vez que cambiara de manos, siguió creciendo hasta llegar a ser Telefé.
Pasó por varios cambios accionarios, incluyendo una estatización -como también en los demás canales privados de TV- durante el gobierno peronista que fuera derrocado en 1976, pasando entonces a transmitir el discurso único oficial. Esta etapa mostró la necesidad de que la cultura de la imagen colabore con la diversidad de ideas, una de las bases de toda sociedad democrática.
6. Las tijeras, siempre presentes
Un tema que algunos memoriosos recuerdan de aquella época era el de los cortes que se efectuaban a algunas películas para que fueran emitidas por TV. Esto, que hoy nos parece absurdo, era común a todos los canales. Inclusive en Canal 9, durante los primeros años de la dictadura que gobernara entre 1976 y 1983, había un grupo de empleados que veían emisiones de la entonces exitosa serie El Planeta de los Simios y cortaban partes en las que éstos vestían uniformes militares.
La cultura de la sociedad ha cambiado y actualmente la censura es una imagen lejana que no volverá a estar presente en la sociedad democrática que se ha establecido definitivamente en la Argentina.
7. Una antigua concepción de ideas
Había a principios de la década del ’60, en el siglo XX, sectores de la sociedad argentina que creían que un medio, para transmitir las ideas de la Iglesia Católica, debía pertenecer a ella.
Así había ocurrido durante el anterior gobierno peronista con el diario El Pueblo, y posteriormente con el semanario Esquiú, entre otros emprendimientos.
Para comprender estos conceptos debemos ubicarnos en la sociedad de la época; tales ideas no eran exclusivas de la Iglesia sino también de fuerzas políticas como el Partido Comunista, que editaba el diario La Hora.
Sin embargo, los años demostraron que esta concepción debía cambiar y el mensaje de la Iglesia, así como el de otras religiones y partidos políticos, debía expresarse de todas las formas y en todos los medios posbles, a menudo no en forma directa sino por medio de la presentación de valores humanos, sobre los que se asienta la aceptación de una fe religiosa o una doctrina política.
8. Cambios e historia
Más adelante llegaría el concepto de pluralismo y la necesaria presencia de quienes profesan una idea política, religiosa o social, en distintas áreas, para dar testimonio de ellas y expandirlas.
Volver atrás en la memoria de la sociedad, recordando a quienes han dado los primeros pasos para efectuar emprendimientos en medio de contextos a veces tormentosos, reivindica el esfuerzo de quienes no vacilaron en segjir adelante, aun en medio de dificultades.
En la vertiginosa actividad de la televisión lo ocurrido poco tiempo atrás va quedando rápidamente en el olvido.
Mucho más ocurre esto con aquellos hombres y mujeres que en momentos en que esta tecnología comenzaba pusieron lo mejor de sí para impulsarla.
No hay una televisión neutra o disociada de la realidad social ni tampoco, como en otras ramas del periodismo, este medio escapa a ideologías sociales, políticas o religiosas. Uno de los méritos del fundador de Canal 11 fue no hacer una teleemisora confesional sino promotora de valores sociales, sin los cuales ninguna filosofía puede asentrase y avanzar.
La tecnología de hoy no es la de ayer en ningún campo; lo que nos parece sencillo en la actualidad no lo era entonces y en la aceptacion de este contexto es importante acercarnos a la vida y obra de quienes se impusieron un objetivo y lo lograron.
Aquellos recuerdos de pioneros como Héctor Grandinetti deben volver a expresarse cada tanto, para mostrarnos que nada es fácil y que las grandes empresas están a nuestro alcance si ponemos voluntad. Alberto Auné
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