Edmund Husserl, padre y creador de la fenomenología

· Alberto Auné, filosofía, sociedad
Autores

Edmund Husserl

Alberto Auné

Un legado para aprender a pensar

Este gran filósofo creó una escuela de pensamiento cuya influencia perdura en la cultura universal. Aproximarse a su vida y obra enriquece nuestro espíritu y nuestro conocimiento.

Contenido

  1. Un sistema de pensamiento
  2. Husserl, fundador de una nueva escuela
  3. Volver a las cosas mismas
  4. Difundiendo las nuevas ideas
  5. Fenomenología, una mirada cuestionadora
  6. Aproximación a la fenomenología
  7. Un sistema de pensamiento

La fenomenología constituye uno de los grandes métodos filosóficos.
Es una lectura y descripción del fenómeno, no una teoría explicativa, que busca describirlo, es decir lo que aparece (del griego fainomenos), lo inmediatamente dado, el dato de conciencia.
La intuición fenomenológica consiste en detenerse en la representación mental del objeto (objeto intencionado), mediante la supresión del carácter subjetivo psicológico, los elementos teóricos transmitidos, los prejuicios y preconceptos subyacentes y dejando en suspenso la existencia particular de la cosa, al poner como entre paréntesis la tesis de su existencia.

  1. Husserl, fundador de una nueva escuela

Edmund Gustav Albrecht Husserl, filósofo alemán (1859-1938) se enfrentó al psicologismo esteticista del siglo XIX fundando la escuela fenomenológica.
Este pensador identificaba al sujeto del conocimiento y el sujeto psicológico. Al afirmar “esta pared es blanca” no formulaba una proposición independiente de quien la expresa y quien percibe y observa la pared; los principios y leyes lógicos y matemáticos serían meramente expresión de leyes psicológicas.
Husserl observó en esto una forma de reduccionismo. Asimilar las leyes lógicas a las psicológicas confunde las cosas, porque las leyes psicológicas se refieren a hechos, las lógicas a validaciones.
Con la publicación de las Motivaciones lógicas, en 1900, Husserl inaugura un movimiento filosófico con una nota característica del siglo XX: la vuelta al objeto y al ser.
La trascendencia de este pensamiento fue más allá de la época en que fue formulado, siendo retomado por otros filósofos que enriquecieron las primeras ideas husserlianas.
Cada escuela filosófica y de pensamiento es formulada en un contexto histórico y social. Su verdadera trascendencia y presencia se verifica cuando en otra situación mantiene los principios bajo los cuales fuera formulado.
Esto ha ocurrido con varias escuelas y tendencias de filosofía; es una de las mejores maneras de verificar la solidez de un pensamiento y no que haya sido una moda pasajera.

  1. Volver a las cosas mismas

Johannes Hirrchberger, autor de Historia de la Filosofía, obra clásica en varios tomos de la historiografía filosófica, sostiene que la fenomenología es un método cuya norma es dejar que las cosas mismas se hagan patentes en su esencial contenido, mediante una mirada intuitiva y reveladora en el más íntimo y fiel contacto sintonizante con la objetividad real en cualquiera de los terrenos filosóficos.
De allí el lema de la escuela fenomenológica: “¡Vuelta a las cosas mismas!”, el cual muestra la necesidad de comprender sin utilizar construcciones verbales artificiosas; más que buscar interpretaciones el filósofo debe indagar acerca de la verdad.
El método fenomenológico tuvo seguidores en muchas áreas de la filosofía, percibiendo de inmediato el crédito que le otorgaba su influjo.

  1. Difundiendo las nuevas ideas

Husserl fundó en 1913 una publicación que fue órgano de la escuela: Jarbuch für Philosophie und Phänomenologische Forschung (Anuario de Filosofía y de Investigación Fenomenológica), del cual se publicaron once tomos. Su primer volumen es una de las principales obras de este gran pensador: Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phäanomenologische Philosophie (Ideas para una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica).
También se presentaron en este anuario obras como Der Formalismus in der Ethik und die Materiale Wertethik (El formalismo en la ética y la ética material de los valores), de Max Scheler, y Sein und Zeit (Ser y Tiempo) de Martin Heidegger.
Esta publicación apareció hasta 1930. Después de 1940 fue retomada en Buffalo (Estados Unidos), ahora en idioma inglés, con el nombre de Filosofía e Investigación Fenomenológica.

  1. Fenomenología, una mirada cuestionadora

Al colocar entre paréntesis la creencia en la realidad del mundo natural y las proposiciones a que da lugar esa creencia, no se busca afirmar que se niega la realidad del mundo natural, como en el escepticismo clásico, sino que solamente se coloca un nuevo signo a la “actitud natural” con abstención acerca de la existencia espacio-temporal del mundo.
El método fenomenológico consiste en examinar todos los contenidos de conciencia, pero en lugar de dictaminar si estos contenidos son reales o irreales o imaginarios, los examina en cuanto son puramente dados.
El centro de la filosofía de Husserl está ocupado por el concepto de ausencia, que no significa para él la antigua metafísica trascendental, sino una unidad objetiva de sentido, de carácter lógico-ideal.
Este gran pensador desarrolló en plenitud la fenomenología, pero el término ya apareció en su acepción en número singular en la obra Phänomenologie des Geistes (Fenomenología del Espíritu) de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, publicada en 1807.
También fue retomado, después de Husserl, por numerosos autores, entre ellos Max Scheler.

  1. Aproximación a la fenomenología

La fenomenología puede ser definida como la ciencia de las esencias puras.
Este movimiento filosófico puede tener un mejor conocimiento si nos ubicamos en el momento histórico en que fue creado, ya que entre 1918 y 1920 el mundo estaba inmerso en revoluciones sociales y planteos ideológicos, que cuestionaban severamente en lo económico el sistema capitalista y en lo filosófico al positivismo y el subjetivismo extremo.
La duda es lo opuesto a la certeza; Husserl quería llegar a esta última y por eso estructuró la fenomenología.
Según la fenomenología, podemos percibir el mundo de manera excluyente a través de nuestra experiencia inmediata, por lo que fue denominada como la ciencia de los fenómenos puros.
Así, no es posible tener certeza de la existencia de las cosas que son independientes de nosotros, pero podemos tener la seguridad de cómo se presentan en nuestra conciencia, que tiene un importante papel en la percepción de la realidad, sin registrar el mundo de forma meramente pasiva.
El objeto no tiene existencia sin el ser humano que lo percibe, por lo que solamente confiamos en esa existencia si nuestra conciencia lo percibe.
La exclusión de todo lo que no se considere inmanente a la conciencia se denomina reducción fenomenológica. Esta experiencia, conocida como abstracción eidética, busca acceder a la comprensión tiene la finalidad de comprender la esencia pura del objeto.
Esta concepción del conocimiento estudia las estructuras de experiencias como percepción, pensamiento, imaginación, memoria, emoción y actividad lingüística.
Husserl se refiere en sus escritos a lo que llama intencionalidad, ya que según él la conciencia es intencional y se expresa en las mencionadas estructuras. Por ello, las experiencias e ideas anteceden al lenguaje; cuando éste llega se limita a dar un nombre a los significados que ya tienen presencia y existencia en la conciencia.
Entre los pensadores y filósofos que siguieron las ideas de Husserl podemos señalar, entre otros, a David Hume, Simone de Beauvoir, Immanuel Kant, Max Scheler, Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre.
Vemos, con la sola enunciación de estos nombres, la influencia que tuvo este gigante de la cultura.
Al aproximarnos a algunos textos de Edmund Husserl podemos sacar importantes conclusiones sobre su pensamiento.
En La idea de la fenomenología. Cinco lecciones, publicada en 1907, sostiene que la fenomenología es la actitud intelectual específicamente filosófica.
En 1900-1901 Husserl publica las Investigaciones Lógicas, en las cuales la pregunta respecto a qué es fenomenología no es un tema central.
En la V Investigación habla de un análisis puro de carácter psicológico descriptivo, entendiendo a la fenomenología como análisis descriptivo de vivencias intencionales.
El objeto del análisis son estas vivencias, percibidas interiormente, las cuales se estructuran en partes y aspectos.
El trabajo de la fenomenología es sacar a la luz esas partes y descomponer los objetos de la percepción interna para luego describirlos.
En la conciencia encontramos las vivencias intencionales.
Al respecto este pensador nos plantea un ejemplo: la representación del dios Júpiter. Las vivencias, como contenido de la conciencia, pueden ser analizadas ocupándonos no de esta deidad, sino de la representación que en la conciencia hay de éste. Si el examen busca ser fenomenológico debe describir la vivencia tal como es, descomponiéndola en sus partes esenciales.
Si pensamos entonces que Husserl y la fenomenología son ideas del pasado, recordemos cuántas veces tenemos en la conciencia la representación de algo, como imágenes de situaciones o personas, y si son fiel representación de la realidad.
Nuestro pensamiento y las imágenes se combinan para presentarnos una realidad que puede ser equivocada según quien observe cada imagen. Si lo hacen dos o más personas habrá tantas visiones de la realidad como individuos. Todo un tema que nos cuestiona qué es la verdad y cómo llegar a ella de manera objetiva, ya que muchas veces encontramos tantas verdades como puntos de vista u opiniones hay, en especial en temas filosóficos, sociales, políticos o similares.
Ninguna vivencia intencional es algo simple, ya que está compuesta de varias partes y diferentes aspectos.
La etapa que sigue a la publicación de las Investigaciones Lógicas comprende una transformación de las ideas filosóficas de Husserl, cuyo eje central es lo que Eugen Fink, uno de los asistentes de Husserl, define como “esfuerzo por la conquista de una autocomprensión filosófica”.
Es en esta etapa que a Husserl quiere ir más allá de la noción de fenomenología como psicología descriptiva, superando la idea de un método que permite esclarecer tales o cuales problemas concretos del conocimiento para intentar llegar a una nueva concepción de la filosofía.
Paul Janssen sostiene que Husserl pasa entonces por una crisis existencial, basándose en que hace referencia, en 1906, a una tarea a efectuar si quiere ser conocido como filósofo: la crítica de la razón.
Para expresar esto, después de un tiempo de profunda reflexión y análisis, Husserl publica Filosofía como ciencia estricta (1911) e Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, dos años después).

En la fenomenología, el conocimiento es una vivencia psicológica que está frente al objeto conocido y queda la duda de cómo se sabe que realmente existe. Para llegar a la verdad son necesarios el conocimiento y la metafísica.
Esto no es fácil, a que hay que definir la relación entre conocimiento, sentido del conocimiento y objeto del conocimiento.
Para ello se recuerda que el conocimiento como vivencia es un hecho individual, pero la vivencia no se identifica con el momento psicológico en que ocurre.
El ser humano se comunica con otra persona, que entiende el mensaje pero a partir de la vivencia de cada uno.
El enigma del conocimiento consiste en que el ser de los objetos que trascienden la conciencia y de los objetos de la conciencia son dudosos y siempre pueden ser cuestionados. Por ello, es necesario desde la fenomenología limitar el examen a lo que no puede ser cuestionado, lo que lleva a Husserl a recordar la duda cartesiana.
En La idea de la fenomenología, Husserl dice que el fenómeno del conocimiento en su singularidad, esto es, como parte del flujo de la conciencia, no es el objeto de la indagación fenomenológica ya que el objeto temático de la fenomenología es lo general o universal. Por ejemplo, en el color rojo, con la reducción se efectúa el pensamiento «rojo como tal».
El ejercicio de la reducción nos lleva a lo inmanente, en especial a las esencias puras.
Así, las cosas no son tan simples como a primera vista parecen. El ser puro de la cogitatio (en latín, pensamiento) no aparece como algo simple, pues en la esfera de la cogitatio hay varios tipos de objetualidad. Los objetos son distintos, no solamente en su variedad sino en la objetualidad respecto a cada uno de ellos.
Por eso Husserl sostiene en las Investigaciones Lógicas que existen “diversas modalidades específicas esenciales de referencia intencional».
Por ejemplo, si nos presentamos ante una persona que nos conoce y tiene afecto hacia nosotros, nos percibirá en sentido favorable y amistoso, pero para quien no nos conoce seremos una persona que no le causa sentimientos. Si nos conoce puede sentir simpatía hacia nosotros o no, con lo que un mismo objeto o persona es visto de distinta manera, según el viejo refrán de que vemos el mundo mal o bien “según el cristal con que se mira”.
Husserl sostiene que la constitución de la objetualidad significa que el dato intencional no está en la conciencia como en una caja, sino que las diversas objetualidades se exponen o presentan en cada caso como «fenómenos», esto es, como algo que aparece.
Además, Husserl plantea una actitud específicamente filosófica que es la actitud fenomenológica, la cual tiene como característica el ejercicio de la reducción, por el cual queda atrás el pensamiento natural para pasar al terreno del ser puro propio de la conciencia, abriendo de esta forma, con su pensamiento, el camino para una forma de pensar y filosofar que plantea importantes líneas de pensamiento con vigencia a través del tiempo. Alberto Auné

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