
El árbol, fuente de salud y vida. (Fuente: http://www.wikimedia.org)
Alberto Auné
La selva de cemento en que muchos vivimos necesita de los árboles para equilibrar el ambiente y darnos la atmósfera saludable que necesitamos; sin embargo, a menudo la fiebre urbanística los relega sin reparar en que hace lo mismo con nuestra calidad de vida. Impulsemos el equilibrio ecológico y la sociedad se beneficiará.
Un equilibrio a cuidar
En el diseño de espacios exteriores un espacio muy importante es el que ocupa la vegetación, en especial los árboles.
Es necesario darles el lugar que se merecen en todo emprendimiento inmobiliario, en especial en el espacio urbano, con una adecuada presencia de parquizaciones y espacios verdes en la ciudad.
En los últimos tiempos el crecimiento de las grandes urbes se ha potenciado, en especial con la construcción de edificios en torre en los cuales las familias viven sin poder acceder a la vegetación en la proporción armónica que corresponde, ya que cada centímetro de tierra es aprovechado para levantar nuevos emprendimientos inmobiliarios.
Así, se ha agudizado la escasez de espacios verdes en las metrópolis, donde muchos niños no conocen lo que es una calesita, una hamaca o un tobogán, objetos que parece haberse llevado el tiempo, al igual que el césped donde jugar y correr sin preocupaciones.
Espacios verdes y salud
Los espacios verdes tienen, entre otras funciones en la ciudad, las de ayudar al esparcimiento en un ámbito natural y ecológico, cada vez más necesario para equilibrar los perjuicios que causa a la salud física y psíquica la jungla de cemento; solazar al ser humano con la proximidad a la vegetación, beneficiando a su espíritu y proveyendo energía; ajustar y renovar la conducta humana, a menudo bajo presión causada por los factores exógenos de las grandes concentraciones urbanas, y contribuir a una mejor calidad de vida en lo habitacional.
Todas estas funciones están interrelacionadas y se potencian mutuamente; es decir que en la medida en que una de ellas da beneficios también lo hacen las demás, mejorando la calidad de vida de los ciudadanos.
Planificar para vivir mejor
Es necesario entonces que en la planificación de conjuntos de viviendas esté previsto un espacio de parquización armónicamente acorde, tanto en lo cualitativo –aptitud y dimensión del área física- como en lo que respecta a funcionalidad –infraestructura que puede ser objeto de mantenimiento permanente-, tendiendo a un equilibrio ecológico.
Los responsables del proyecto, profesionales de distintas áreas, mostrarán así su capacidad de manejo con los factores esenciales del medio ecológico en cada caso.
Entre ellos podemos señalar el ambiente físico -que comprende suelo (manejo y conservación) y clima (luz, humedad, agua, temperatura, entre otros factores)- y la integración del proyecto a promover el paisaje natural de la zona de localización.
También es importante que estos profesionales puedan acreditar conocimiento comprobable sobre el material vegetal a emplear en el proyecto de parquización, para seleccionar correctamente las especies y variedades de árboles y arbustos, buscando se adecuen a las exigencias del medio físico y del proyecto.
Los árboles y el oxígeno
Los árboles son una expresión especial del medio viviente, cumpliendo una función imprescindible para la armonía del contorno vegetal, animal y mineral.
Esto es verificable si observamos que en los lugares de la Tierra en que han desaparecido bosques se perjudicó el equilibrio ecológico, llegando incluso a dificultar la existencia del ser humano.
Los árboles integran un grupo de plantas superiores, con una clara diferenciación entre el sistema radicular (raíz), el tronco y los ejes secundarios; estos ejes conforman las ramas, estando la copa cubierta por una superficie foliar (las hojas).
Esta superficie cumple una importante función clorofiliana para el medio ambiente, indispensable para el bienestar de los seres vivientes, la cual recibe la energía radiante enviada por una fuente iónica, el Sol.
En ese proceso participan el anhídrido carbónico del aire, el agua y una producción de oxígeno en manea constante que se incorpora a la atmósfera.
La vegetación es un constante elemento equilibrante en el conjunto de las grandes urbes, posibilitando el aporte de oxígeno, indispensable para el hombre.
El ser humano respira 7,6 kg de oxígeno diarios a una presión atmosférica de 1013 milibares y 25 grados centígrados de temperatura ambiente; por ello, en una gran ciudad como hay muchas, con unos diez millones de habitantes, serán necesarios al menos 75 millones de kg de oxígeno diarios; por ello es importante que los gobernantes dediquen especial atención a este tema, imprescindible para la salud de los ciudadanos.
Esto puede hacerse mediante la conservación y aumento de espacios verdes, indispensables pulmones de salud en la selva de cemento. Además de árboles y plazas ayuda a conseguir el necesario equilibrio la presencia de algún parque o jardín botánico: una hectárea de árboles efectúa una contribución diaria de 600 kg de oxígeno.
Seleccionar los mejores árboles
Las autoridades urbanas deben considerar también que la mejor ayuda de un vegetal, tanto una planta como un árbol, para el ser humano depende de factores como su especie, tamaño y crecimiento, entre otros.
Entre los árboles más eficaces para lograr el equilibrio ecológico están los pinos carrasco y riñonero; siempre la orientación dada por un experto será la mejor para lograr nuestro objetivo.
Ante un planteo sólo económico, que propone plantar los árboles que cuesten menos en el mercado, se debe priorizar la relación costo/beneficio, cuidando el dinero sin derrocharlo, pero tampoco efectuar una inversión que sea menor en monto pero menos positiva que otra más onerosa pero con mejores resultados.
El arbolado de las ciudades nos brinda mucho más que sombra, ofreciéndonos salud y acercamiento a una forma positiva de vivir.
Las grandes selvas
Los bosques cumplen una importante función reguladora climática. Producen oxígeno y si bien lo consumen al mismo nivel son importantes para equilibrar el ecosistema.
Por ello, es importante evitar la tala indiscriminada de árboles, que produce desequilibrios climáticos y perjudica la calidad de vida de animales y humanos.
La industrialización y el progreso parecen haber dejado de lado a los árboles como factor regulador del clima; además la eliminación de bosques perjudica a los habitantes de la zona, en muchos casos pertenecientes a pueblos originarios, que van migrando y así dejan de lado paulatinamente sus tradiciones y su cultura.
La selva tropical protege los suelos sobre los que crece, llevando al desaparecer a la erosión de estas tierras, que quedan inhabilitadas para el cultivo.
Protejamos a este amigo
El árbol es uno de los mejores regalos que da la naturaleza a los seres vivientes. Hay algunos que son jóvenes y otros tienen siglos de existencia.
Estos, los más añejos, han sido testigos de la historia. Quizás a su lado se libraron batallas, se hicieron planes políticos, hombres y mujeres declararon amores que duraron hasta la muerte o se evaporaron al poco tiempo.
Cuando visitemos una zona rural no dejemos de aspirar el aroma que dan los árboles, garantía de salud de cuerpo y espíritu; si vivimos en una ciudad cuidemos este patrimonio vegetal y social y de ser posible plantemos al menos uno en nuestra vida.
El árbol no sólo equilibra el medio ambiente sino que también nos habla a través de sus raíces, su tronco y sus ramas, dándonos protección.
Respondamos a su beneficio, que nos llega gratuitamente, cuidándolo y evitando se le produzca daño. La cultura ciudadana de respeto al árbol debe, como lo hace él, instalar sus raíces entre nosotros. Alberto Auné
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