Cine – El Pianista: para tener memoria del Holocausto y no olvidar

· Alberto Auné, arte, historia
Autores

Alberto Auné

El genocidio contra los judíos de Polonia es recordado con arte, altura escénica y un argumento inolvidables.

Roman Polanski presenta una de sus mejores obras, que debe incitar la memoria colectiva para que nunca más se repitan crímenes contra la humanidad como el Holocausto impulsado por el nazismo.


Ficha Técnica

: Nombre original: The Pianist – Dirección: Roman Polanski – Género: Drama – Año: 2002 – Duración: 140 minutos – Nacionalidad: Reino Unido / Francia / Países Bajos / Alemania / Polonia – Director: Roman Polanski – Guión: Ronald Harwood y Wladyslaw Szpilman – Productores ejecutivos: Lew Rywin, T. Burrill y Henning Molfenter – Productores: Roman Polanski, A. Sarde y R. Benmussa – Productor asociado: Rainer Schaper – Co-productor: Gene Gutowski – Música: Wojciech Kilar – Fotografía: Pawel Edelman – Montaje: Hervé de Luze – Casting: Celestia Fox y Heta Mantscheff – Diseño de producción: Allan Starski – Dirección artística: Sebastian T. Krawinkel – Decorados: Gabriele Wolff – Vestuario: Anna B. Sheppard – Maquillaje: Waldemar Pokromski – Dirección de producción: Oliver Lüer y Henning Molfenter – Ayudantes de dirección: Zbigniew Gruz, Ralph Remstedt, Oliver Schnug y Caroline Veyssière – Departamento de Arte: Markus Bendler, Michael Fechner, Eckart Friz, Philipp Hübner, Christoph Kettenring, Anja Müller y Joey Weber – Departamento de Sonido – Jean-Marie Blondel, Katia Boutin, Brendan Donnison, James Harrison, Stefan Henrix, Anne Le Campion, A.Lermyte, S.Lioret y S.Peric – Efectos especiales: Jan Gwiasda, Maurice Koester, Volker Lorig, Alister Mazzotti, Alister Mazzotti, Hans Seck y Lightning Bear – Efectos visuales: Nastuh Abootalebi, Andreas Beck, Roger Beck, Elena Blum, Michel Briegel, Cania, Peter Connelly, Philipp Danner, Mark Dollery, Philipp Eckel, Mitch Enzmann, Nico Feindt, Derek Flood, Alexander Gabrysch, Moritz Glaesle, Melanie Göggelmann, Philip Hahn, David Hofmann, Walter Hörger, Michel Jonas, Oliver Kirchhoff, Ines Krüger, Christian Künstler, Jörg Lehnert, Alister Mazzotti, Frederic Moreau, Michael Multhoff, Jan Oehlschläger, Paul Poetsch, Tanja Rath, Matthias Scharfenberg, Abraham Schneider, Bernd Schulze, Hans Seck, Swen Spichtinger, G.Spring, R.Steinke, O.Stück, C.Unger, G.Wittig y S.Zeugner – Especialistas: Jim Dowdall, Z.Modej y L.Sheward – Reparto: Adrien Brody (Wladyslaw Szpilman) – Emilia Fox (Dorota) – Michal Zebrowski (Jurek) – Ed Stoppard (Henryk) – Maureen Lipman (Madre) – Frank Finlay (Padre) – Jessica Kate Meyer (Halina) – Julia Rayner (Regina) – Richard Ridings (Sr. Lipa) – Roy Smiles (Itzak Heller).

1. Un testimonio histórico que llega al corazón

Esta obra está basada en el libro “El Pianista de Varsovia”, de Wladyslaw Szpilman, escrito poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, que un día llegó a manos de Roman Polanski y le hizo cambiar su promesa de no hacer ningún film relacionado con el Holocausto, cuya sola mención le traía trágicos recuerdos personales.
El libro no había circulado durante medio siglo en la Polonia comunista, al no ser visto por las autoridades. Esto se debía a que la historia mostraba aspectos humanos que el gobernante Partido Comunista no podía admitir. La historia oficial decía que todos los polacos habían sido sojuzgados por la ocupación alemana, y que todos los alemanes habían sido malvados.
Una clásica historia de buenos y malos, que no admitía términos medios. Pero el libro mostraba aspectos que traían a la actualidad otra realidad: hubo soldados alemanes que no actuaron sádicamente y también polacos que colaboraron con la ocupación.
Ambas realidades están presentes en crónicas de la época… pero no se podía luchar contra el discurso único que presentaba el Estado totalitario que había llegado a reemplazar a otro que también lo era, aunque de signo contrario.
2. Esfuerzo actoral, de producción y de filmación
La película se filmó en distintos países, como Alemania, Francia, Reino Unido y la propia Polonia, en el año 2002.
La actuación de Adrien Brody como Wladyslaw Szpilman es excelente, así como la de los demás artistas… Dan a la obra un realce especial, y la hacen real, logrando que el espectador se sienta allí donde ocurrieron los trágicos hechos.
3. Mártires que viven en nuestra memoria
No quiero seguir sin recordar el levantamiento allí producido el 19 de abril de 1943, que causara una masacre como represalia, y rendir un homenaje a la memoria de aquellos héroes. El acontecimiento aparece también en un momento de la película; a estos héroes, que viven en la memoria de la humanidad, rindamos homenaje ahora y siempre.
4. Un argumento que atrapa al espectador
En septiembre de 1939 el ejército de Adolf Hitler invade Polonia, y los judíos que vivían en la capital son obligados a llevar la Estrella de David en el brazo, siendo humillados por los invasores. De un total de 360 mil que vivían en esa ciudad sólo sobrevivieron a la guerra… veinte. Y uno de ellos fue Wladyslaw Szpilman, el hombre a quien se refiere esta película.
El Pianista se entera de la invasión cuando en la radio tocaba el “Nocturno en Do Menor” de Chopin… Volvería a tocar esa pieza después de la guerra, también en la radio de Varsovia, pero ya no sería el mismo, como tampoco lo serían su país y el mundo.
En el medio, la lucha por sobrevivir en el ghetto, la fuga, el vivir escondido… no sólo vivimos su angustia sino la de quienes están cerca de él, y vemos escenas de dignidad en los resistentes del ghetto que luchan hasta morir y de miseria humana en otros personajes, como una mujer colaboracionista, además de ver detalles de la conducta no siempre correcta de los miembros de la llamada Policía Judía que custodiaba a sus hermanos de fe… para ser finalmente traicionados a su vez y pagar con la vida su falta de lealtad.
5. Personajes que representan a la humanidad
Cada personaje, cada historia individual, se entremezclan mostrando lo mejor y lo peor del ser humano y haciéndonos presente la tragedia de una guerra que cobrara millones de vidas en un objetivo absurdo de imponer un Reich milenario.
El Pianista, en el momento más crítico, es ayudado por el capitán de las SS Wilm Hosenfeld, interpretado por Thomas Kretschman.
Este militar sabe que el desenlace se acerca… y que tiene frente a sí a un ser humano que merece vivir y mostrar su arte a otros seres humanos. Cuando escucha entre las ruinas tocar al Pianista, dos seres humanos que provienen de mundos distintos se encuentran en el lenguaje universal de la música, que despierta y saca a luz los más nobles sentimientos.
6. Escenarios del mundo real
En Praga se filmaron las escenas de la antigua Varsovia, y en unos edificios a demoler de Berlín después de la caída del Muro las partes finales, que no se mostraron en decorados sino como era la realidad: un ejército que entraba a conquistar las ruinas de edificios y de seres humanos que agonizaban al final de la guerra.
Luego sabremos qué pasó con el Pianista… unos últimos minutos que nos muestran el resultado de sobrevivir a las adversidades, por duras que éstas sean, el cual siempre será positivo.
7. Merecidos reconocimientos
Esta película recibió tres Premios Oscar 2002: Roman Polanski por Dirección, Adrien Brody por Actor Protagonista y la tercera estatuilla por Guión Adaptado.
8. Vale la pena verla una y otra vez
Una película para ver, comprender y sentir, pero sobre todo para aprender que hay tragedias que no deben repetirse, y ello está en nosotros.
Las guerras, una experiencia dolorosa, a menudo se presentan como algo lejano, en las que si bien vemos escenas de batallas somos espectadores. En el caso de El Pianista estamos en medio de la escena, para conmovernos y comprometernos a que nunca más ocurran tragedias como la del Holocausto. Alberto Auné

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