Literatura infantil: rescatemos esta dama a veces olvidada

· Alberto Auné, arte, literatura
Autores

Alberto Auné

Un arte no menor, para todas las edades

Los primeros relatos que recibe y lee el niño quedan en su memoria para siempre; la literatura infantil es el mejor recuerdo que puede tener de sus primeros años.

Contenido

  1. El recuerdo de los primeros relatos
  2. Géneros de la literatura infantil
  3. Primeros acercamientos del niño a obras literarias
  4. Rescatar la literatura infantil como género autónomo
  5. La literatura infantil no es un arte menor
  6. Escasez de nuevos autores
  7. El niño y la civilización de la imagen
  8. Valores en la literatura infantil
  9. Demos su lugar a la literatura infantil

  10. El recuerdo de los primeros relatos

Los adultos conservamos en nuestra memoria los cuentos, narraciones, música y poesía que alegraron nuestra infancia.
Gran parte de este tesoro, que transmitiremos a nuestros hijos como legado cultural, nos fue transmitida por nuestros padres, quienes nos presentaban libros con textos e imágenes que en muchos casos fueron los primeros que tuvimos en nuestras manos.
La mente iba relacionando las imágenes con las palabras que aparecían junto a ellas, y así, en nuestra niñez, aprendimos los nombres de aquellos personajes que fueron parte inolvidable de nuestros primeros años de vida, y de cuya existencia estábamos tan seguros como de la realidad misma de todo cuanto nos rodeaba. El contexto familiar y social nos ayudaba a ello.
En el proceso de alfabetización temprana deben ser valorados estos textos en su nivel: la conjunción de imágenes y palabras permite al niño acercarse a la lectura de una manera agradable, acompañado por los adultos.
La literatura infantil debe estar incorporada a este proceso, que según la opinión de pedagogos cubre los ocho primeros años de vida del niño.
El desarrollo de la literatura infantil tuvo un gran impulso en la segunda mitad del siglo XX, ya que hasta entonces era considerada por muchos como una colección de buenos consejos, presentados en forma de cuento o como un apéndice de la pedagogía o una derivación del folclore.
Ayudaron a este desarrollo las colecciones de libros para niños y adolescentes publicadas por varias editoriales de habla hispana, que fueron en los hogares una luz de cultura y educación. Entre ellas podemos señalar la Colección Robin Hood, editada por la editorial Acme Agency, de Modesto Ederra, en Argentina. Esta colección comenzó a publicarse en 1941 y los libros fueron apareciendo por más de medio siglo.
Entre las obras de esta colección estuvieron “Mujercitas”, de Louisa May Alcott, además de otros libros de esta autora; “Robin Hood”; “Jane Eyre”, de Charlotte Bronté; “El Ultimo de los Mohicanos”, de James Fenimore Cooper; “Robinson Crusoe”, de Daniel Defoe, y “El Príncipe Valiente”, de Harold Foster.
Fueron más de 200 los libros de esta colección, algunos de los cuales fueron reeditados en una Colección Aniversario y quince de ellos por el Diario Clarín en 2011.
Otra gran colección de narraciones infantiles fue la de cuentos de Constancio C. Vigil (1876-1954), autor uruguayo radicado en Argentina, quien en 1918 fundara Editorial Atlántida.
Con este sello editorial lanzó la Biblioteca Infantil Atlántida, con libros de tapa dura color naranja y buenas ilustraciones, que reúne varias de sus obras. Algunos títulos, en los que se indica el año de su primera publicación, aunque hayan sido reeditados parea esa colección, fueron “La Hormiguita Viajera” (1927), El Mono Relojero” (1941), “Misia Pepa” (1941) y “La Familia Conejola” (1943).
También Vigil escribió “El Erial”, una obra de pensamientos y enseñanzas, que tuvo muchas reediciones. En total su obra es de 134 libros, con una clara línea de enseñanzas éticas y morales.
Hubo también otras bibliotecas de este género en Argentina. Una muy popular, cuyos ejemplares, de pequeño tamaño, se vendían en puestos de diarios y revistas, fue la colección Pepe Bolsillitos, de Editorial Abril, comenzada por Héctor Germán Oesterheld, gran autor de varios históricos argumentos para historieta, como El Eternauta.
Esta biblioteca tenía cuentos con excelentes ilustraciones, de aparición semanal, llegando a publicar cientos de títulos, algunos de los cuales fueron “Botón de Arroz”, “Panchita va de Viaje”, “Silva Brujita” y “Panchita en Holanda”. Narraciones breves que llegaban al corazón de los niños, muchas veces a través de la voz de sus padres.

2. Géneros de la literatura infantil

Veamos una aproximación a los diferentes géneros de la literatura y su aplicación al género infantil.

Poesía:
Es difícil para el niño acceder a la comprensión de muchos textos en prosa que están escritos en lenguaje que le parece críptico o inentendible, ya que a menudo están escritos con vocabulario para adultos.
Debido a esto, es más fácil para el niño acercarse a la poesía a través de la canción, con la cual puede llegar a la comprensión de los textos a través de la rima unida a la música, que le permite acceder a la comprensión de los textos que se presentan a través de símbolos o metáforas.

Cuento:
Es la narración de un suceso, tendiente a impresionar la sensibilidad del lector y a inflar en su conducta. Debe señalarse que no todos los cuentos tienen como destinatario al público infantil.

Novela:
Este es un género para quienes ya tienen experiencia de lectura, mucho más extenso que un cuento o cualquier narración breve si nos referimos a prosa.
En el caso de personajes hace referencia a vidas y/o sucesos en su integridad, en una historia completa, con principio y final, a lo largo de varios capítulos.
Esto lleva a que el lector entre en el ambiente de la historia que se presenta, que puede ser distinto en tiempo y/o espacio al que vive en la realidad, para lo cual es necesario que pueda compenetrarse de la historia y comparta los sentimientos de los personajes, en especial de quien ocupa el centro de la historia.
Así, el lector sale del mundo que lo rodea para entrar en el universo de la fantasía, compenetrándose de lo ocurrido a través de la magia de la palabra que transmite sensaciones más allá del tiempo y del espacio.
Si la novela es buena vemos a personas leyendo y alejadas, al menos en su mente, del mundo circundante. Esta es la mejor prueba del arte de escribir que tiene el autor.

Teatro:
Este género alcanzó gran repercusión popular a través de la televisión, que presenta personajes que cautivan al niño, con el recurso de la tecnología, que ayuda a transmitir imagen y sonido, creando sensaciones que llegan en forma masiva.
La prueba de esto es que los grandes personajes infantiles de televisión se presentan en obras teatrales con gran éxito.

Ensayo:
Este género busca acercar al niño al pensamiento y la reflexión, por lo que es más apropiado para adolescentes que para niños.
Además el texto debe estar escrito en un lenguaje asequible para esa edad, evitando tecnicismos y vocablos que parezcan difíciles, ya que el lector puede cerrar el libro si le parece que no comprenderá lo que está escrito.

Cuento tradicional:
Los cuentos tradicionales del mundo occidental fueron tomados del folklore europeo, que a su vez fue heredero del oriental, a través de trabajo de recopiladores.
Estos textos han pasado por distintos autores, que buscan presentar una fidelidad al primer trabajo que en muchos casos llega por vía oral.
Estos textos son parte de un saber popular y anónimo, a través del cual se fueron transmitiendo.
En las narraciones se presentan y transmiten valores éticos para ayudar a la formación de los niños.

3. Primeros acercamientos del niño a obras literarias

La literatura infantil constituye a menudo el primer contacto del niño con imágenes y palabras que, relacionadas entre sí, lo llevan a iniciarse en la lectura.

  1. Rescatar la literatura infantil como género autónomo.

Es necesario rescatar el género Literatura Infantil, promoviendo nuevos autores en cada una de las áreas culturales y étnicas de cada país.
Los conceptos de percepción de una cultura étnica respecto a imágenes y símbolos, unidos a la asimilación de lectura por medio de literatura infantil enfocada de manera diversificada según estas culturas, será un implemento básico para acercar al niño al hábito de la lectura.

5. La literatura infantil no es un arte menor

Gran parte de esta situación se debe a una aceptación general de un hecho que si bien no ha sido formulado de manera explícita podemos considerarlo como una idea generalizada: la literatura infantil está considerada como un arte menor.
Si analizamos textos de enseñanza de literatura, en especial en el ciclo de enseñanza media, veremos que los autores hablan de los grandes géneros literarios, y al referirse con ejemplos a la narrativa, tanto en novela, como en cuento y poesía, se toman autores que escriben para adultos o al menos para quienes ya tiene una tendencia a la lectura.
Veamos los primeros textos de lectura: poesías, cuentos… muchas veces son seleccionados trabajos de autores que hablan de valores familiares, patrióticos, humanos… textos muy buenos, pero en los que la literatura infantil está ausente.
Así, la literatura infantil va quedando relegada a aquellos textos de cuentos clásicos, que marcaron nuestra infancia, pero se produce un corte inexplicable en este género cuando comienza el ciclo educativo, al dejarlo de lado o tomar muy pocos textos como ejemplo.
De esta manera se frustra otra fuente importante de conocimiento para el niño: el llevar el conocimiento de aquellas primeras narraciones a años superiores, potenciando las relaciones entre palabra e imagen que se formaron en los primeros años de su vida.

  1. Escasez de nuevos autores

    Este panorama lleva también a que no surjan nuevos autores de literatura infantil, o si esto ocurre se haga de manera muy acotada.
    Las obras de literatura infantil parecen estar relegadas al menos a un segundo plano, y esto trae consigo el hecho de que los autores de este género no puedan dar a conocer sus obras, al haber desinterés en las editoriales por ellas.
    Esto se hace extensivo a la literatura juvenil, de la cual se han mencionado en este espacio colecciones de libros, que fueron un éxito en su momento pero que no han repetido esta situación.
    Las grandes editoriales del género estaban presentes en las bibliotecas de muchos jóvenes, que así conocían a héroes con una escala de valores que privilegiaba la nobleza y la lealtad. Con el tiempo todo esto fue quedando en el olvido, y los jóvenes de hoy no tienen, por lo general, estos libros en sus bibliotecas, si es que a su vez tienen éstas.
    La literatura infantil y juvenil ha ido quedando atrás en la escala de prioridades, no sólo en la sociedad sino en los programas educativos.
    El amor al libro, a la lectura y la escritura de muchas personas hoy adultas comenzó en su habitación de niños con estas obras. Dejar que este género literario desaparezca es aceptar que esta relación afectiva no tiene sentido actualmente, y ello sería otro grave error que, sumado a los demás mencionados, profundiza un deterioro que no podrá revertirse sin una reacción por parte de la sociedad.

7. El niño y la civilización de la imagen

La cultura de la imagen ha invadido no sólo las instituciones educativas sino los hogares.
Muchas veces los padres dejan al niño frente a un televisor, convirtiéndolo en un mero receptor de imágenes y sonidos sin posibilidad de convertirlo en un sujeto reflexivo. Frente a esta situación, la literatura infantil tiene mucho para ofrecer y debe ser redescubierta por la sociedad a partir de la familia.

8. Valores en la literatura infantil

Tanto la ficción como el mundo de los sueños, las fábulas, las maravillas, cumplen una importante función educativa que no está expresada de manera explícita, a través de la creación de emociones y sentimientos que promueven formas de conducta y valores éticos.
A través de estos valores, además de los estéticos, se evidencia la calidad del texto, lo cual es fundamental para determinar las virtudes de una obra, debido a que la literatura es un arte que busca formar el gusto estético de los lectores.
Los valores éticos en la literatura infantil posibilitan que el niño lector considere lo positivo de la literatura, valorando las emociones a que lo lleva.
Así toma conocimiento acerca de las normas morales, realizando sus evaluaciones a partir de lo que le dicta su afectividad.
El héroe de la narración constituye un modelo para el niño y si es simpático puede atraerlo, a pesar de que haya hechos reprobables en su conducta.
Los autores de textos de literatura infantil deben considerar que el compromiso ético es mucho mayor en este género; la selección del texto responde así al principio evolutivo según el cual tanto la evolución del niño como las características de su desarrollo se proyectan en determinado tipo de inclinaciones y según las edades.

  1. Demos su lugar a la literatura infantil

Este género literario corre riesgo de disminución de su producción o incluso desaparición, cercado por la cultura de la imagen, la inmediatez y el facilismo, pero docentes y familia tienen la responsabilidad de darle el lugar que merece.
Los cuentos infantiles clásicos son un buen comienzo. Leerlos a nuestros hijos antes de que se inicien en la comprensión de textos llevará a que en sus primeras lecturas busquen aquellos personajes que, inmortales, viven en la memoria colectiva de generaciones y tienen mucho para decir. Así, el niño tendrá un rol activo y su mente se desarrollará, poniendo los cimientos de una educación que durará toda la vida. Alberto Auné

2 comentarios

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  1. horacio

    MUY BUEN ARTICULO….me trajo muchos recuerdos de los libros de mi niñez

    • albertoaune

      Gracias Horacio. Mis padres me enseñaron a leer libros y recuerdo las viejas colecciones de Constancio C.Vigil, la Enciclopedia Jackson, la colección Robin Hood, la Pepe Bolsillitos y tantos otros que se perdieron en el tiempo y las costumbres.

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