Alberto Auné
En muchos países hay discusión política y social sobre la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, lo cual tiene distintas resoluciones según cada nación.
Hay distintas decisiones al respecto según la visión política de cada nación. Los Estados laicos buscan una igualdad que no implique actos discriminatorios o que puedan interpretarse como tales, mientras que los Estados teocráticos uniforman una pedagogía que va más allá del ámbito escolar, con normas que rigen conductas tanto privadas como públicas, en algunos casos con severas sanciones si se producen desbordes en puntos como vestimenta o separación en reuniones y transporte de hombres y mujeres.
El hombre, ser material y espiritual
Una visión limitante es la que sostiene que la religión es un hecho cultural, cuando en verdad está en la propia naturaleza del hombre, que busca respuestas a las grandes preguntas. En las antiguas Roma y Grecia estas respuestas llegaban a través de los filósofos; hoy intentan sumarse las religiones para ofrecerlas.
Algunos estudiosos de la filosofía y la teología sostienen que las enseñanzas de Aristóteles, quien viviera en Grecia entre los años 384 a 322 a.C., fueron iluminadas y amplificadas por Santo Tomás de Aquino, teólogo, fundador de la escuela tomista y autor de la Suma Teológica.
El ser humano se preguntó desde los comienzos mismos de su presencia como tal en la Tierra sobre las cuestiones existenciales, como el porqué de su presencia en el mundo, la muerte, la trascendencia y otras.
Estos interrogantes no tenían dogmas en sus primeras formulaciones. Más adelante, con el nacimiento de las religiones como tales, tuvieron respuestas en un contexto dogmático.
Entonces, si el niño recibe en el hogar una instrucción religiosa, la escuela no puede desconocer que quienes creen en una religión determinada tienen derecho a ser respetados, así como también lo poseen quienes no adhieren a ninguna de ellas.
Hay por lo tanto valores comunes a todas las actitudes religiosas y morales, de carácter universal, que no deberían ser excluidos de una enseñanza que pretenda formar un carácter positivo y perdurable en el alumno.
Formar para un país mejor
Todos los establecimientos educativos buscan formar no sólo personas con una instrucción que les permita defenderse en la vida sino también ciudadanos que defiendan la vida, las leyes y la Constitución.
No es necesario que la escuela estatal predique un dogma de fe específico; por el contrario, hacerlo podría ser perjudicial y discriminatorio para quien no lo comparta.
Sin embargo, debe cuidar se mantengan en el alumno los valores universales de los que participan todas las creencias. El hogar los complementará de dos maneras posibles: a través de una religión o de una reafirmación de ellos que potencie a la persona. Una afirmación del Concilio Vaticano II es clara respecto a esta opción: “La plenitud religiosa del hombre corresponde esencialmente a la libertad”.
Plantear una contradicción entre escuela y hogar respecto a estos valores está dentro de los tabúes que se convierten, a medida que se afianzan como verdades, en fuertes obstáculos pera alcanzar la verdad y la sabiduría por parte de cada persona.
Schweitzer: un ejemplo de resultado educativo
Un joven alemán, Albert Schweitzer, nacido en 1875, quien había recibido formación religiosa en la escuela, estaba a comienzos del siglo XX en la campiña. Al ver ciruelos florecidos sintió un impacto interno que lo llevó a decir “Dios mío, hasta los 33 años viviré para mí y luego para Ti”.
A esa edad comenzó a estudiar medicina y se radicó luego en Lambaré (Africa), donde comenzó e impulsó su gran obra de salud para cantidad incontable de pobres, que ha trascendido en el tiempo.
En otra oportunidad, en la década del ’20, escuchó en una reunión en Berlín la frase “La tragedia de nuestra época es la falta de originalidad”.
Entonces volvió a su cada, y en su cuarto de trabajo ordenó las ideas que, a partir de esa frase, comenzó a tener.
Así fue como no sólo se dedicó a la medicina sino que además fue filósofo, teólogo –investigando la historia del cristianismo- y músico, siendo en este ámbito un destacado intérprete de las piezas de Johann Sebastián Bach.
Efectuemos una acción multiplicadora
Si bien no todos somos Schweitzer, su ejemplo nos muestra que un ámbito adecuado permite desarrollar nuestras capacidades espirituales, ofreciendo un gran aporte a la humanidad.
La vida de este gran hombre nos muestra los resultados de una enseñanza que no olvide la presencia de un Ser Superior o al menos los principios y valores comunes a todas las religiones.
El hombre que posee cultura no limita su vida interior a lo externo ni excluye los sentimientos como una parte esencial de la creatividad.
Si quienes tienen a su cargo la educación en la escuela del niño y el joven respetan los valores que son enseñados en el hogar, complementando ambas instituciones su labor, el caso de este médico que dedicara su vida a los necesitados del Africa se multiplicará, como ya lo ha hecho hasta ahora y seguirá haciéndolo en el futuro, aunque muchos de estos ejemplos no sean reflejados por los medios masivos de comunicación, dedicados a menudo a impedir que crezcan las posibilidades de razonamiento y creatividad en los ciudadanos. Alberto Auné
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