Para el cristianismo, la Pascua revive la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Un camino recorrido hace casi dos mil años para salvar a la humanidad.
La vida de Jesús fue un saber enseñar y sufrir, transmitir un mensaje que hasta hoy nos habla de amor, paz y reconciliación, el cual pasado el tiempo sigue vigente para todos los hombres de buena voluntad.
Así, la lectura del Evangelio tiene mucho para enseñarnos. Sus páginas, así como las del Nuevo Testamento, pueden ser leídas por nosotros una y otra vez, siempre recibiendo una enseñanza distinta.
2. Los Hermanos Mayores
Por su parte, el judaísmo recuerda en la Pascua (Pésaj) la salida de su pueblo de Egipto, dejando la esclavitud del Faraón para volver a ser libre. Todos recordamos la historia, escrita en el libro del Exodo, del Antiguo Testamento, parte de la Biblia que aceptan judíos y cristianos, que además ha sido llevada al cine:
Moisés, las exhortaciones al faraón, las pestes, la salida de los judíos de Egipto, el ejército persiguiendo al Pueblo de Dios, el Mar Rojo que se abre, y se cierra cuando los soldados avanzan… El pueblo elegido pudo llegar a la Tierra Prometida después de peregrinar 40 años en el Desierto.
El papa Juan Pablo II llamó a los judíos «nuestros hermanos mayores»; una definición que busca acercar en lugar de separar. Además, el papa Francisco, quien llegara a ser sucesor de Pedro en 2013, promovió la amistad entre ambas religiones, que tienen una amplia herencia común. Durante su gestión como el cardenal Jorge Bergoglio en Buenos Aires (Argentina) mantuvo una estrecha relación con la comunidad judía, con muchos gestos entre los que se recuerda que ejerciendo el cargo de canciller de la Universidad Católica Argentina (UCA) esta casa de altos estudios otorgó el doctorado «honoris causa» al rabino Abraham Skorka, de importante trayectoria educativa y comunicacional, quien egresara en 1972 de la Escuela de Altos Estudios Judaicos.
No siempre la Pascua judía se celebró en paz. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial, en los países ocupados por el nazismo, quienes profesaban esta religión y aún estaban en libertad celebraban la ceremonia o Seder sigilosamente o con alguna presencia pública, como en el Ghetto de Varsovia. En Auschwitz, Treblinka y otros campos de muerte estaba vedada la celebración, causando un nuevo sufrimiento a los prisioneros, muchos de los cuales no sobrevirían al Holocausto.
3. Tradición común
Ambas religiones se unen en Pascua, que coinciden en fechas simultáneas o cercanas.
Esto dice mucho a nuestra sociedad contemporánea, que debe escuchar el mensaje de respeto y fraternidad que transmite la Pascua.
Mucho hemos sufrido, bastante ya han pasado tiempos difíciles. Es necesario comprender al prójimo, respetar a quien piensa diferente, hacer que la paz y la reconciliación vuelvan a imperar en el mundo.
Las guerras llevaron y llevan a una destrucción inútil en la cual está presente lo religioso. Tanto judíos como cristianos saben lo que es ser perseguidos por el solo hecho de creer en su Fe y cantidades incontables de ellos lo han pagado con cu vida.
También la intolerancia ha sembrado su nefasta semilla, muchas veces, incomprensible e injustificadamente, bajo el amparo de falsas premisas basadas en una errónea idea de Dios.
Es necesario dejar la esclavitud de los rencores y emprender un largo camino. Este es árido, como un desierto. Pero es posible llegar a una nueva Tierra: un país que avanza, que marcha hacia un futuro mejor.
4. Pascua, fe y paz mundial
Ambas Pascuas, la judía y la cristiana, tienen un mensaje para los hombres de hoy. Ojalá sepamos interpretarlo y recibirlo para actuar con la Verdad y dejar atrás rencores y frustraciones.
El mundo, en conflicto permanente, espera la paz. Esta llegará de la mano de la comprensión entre los seres humanos; las Pascuas judía y cristiana son importantes para llegar a ella.
Si profesamos una de estas creencias, conozcamos a la otra y nuestra creencia se hará más fuerte en el respeto al otro y en la ratificación de nuestras convicciones.
Saber más acerca de ambas celebraciones llevará a un mejor conocimiento mutuo a partir del cual será posible poner cimientos duraderos para la paz en el mundo. Alberto Auné
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