Alberto Auné
Para Jacques Maritain los tiempos difíciles permiten reconocer a las grandes almas; según sostuvo, la democracia es esencialmente comunitaria, y por lo tanto el ser humano no puede ni debe ser indiferente al mundo.
Este insigne filósofo, nacido en París en noviembre de 1882, estaba seguro de que el desarrollo de lo comunitario radica en el respeto de la persona humana y del hombre —en su expresión mas individual—, en la afirmación de lo espiritual y trascendente sobre lo temporal.
Lo curioso, para quienes no conoce el desarrollo de todo su pensamiento filosófico, podría ser cómo Jacques Maritain sostenía sus ideas sobre la democracia y la no indiferencia al mundo y, simultáneamente, la indispensabilidad de la primacía de la espiritualidad del hombre,
La respuesta, que se advierte en su criterio como en el de otros filósofos y pensadores, es que la espiritualidad no es un fundamente adscripto a lo esencialmente religioso —aunque la religión sea su fuerte— sino una actitud ética frente al hombre, quien durante toda la vida detenta, lo intuya, o no, lo niegue o no, su origen divino.
Maritain se inspiró tanto en Aristóteles como en Santo Tomás de Aquino- y la profundi-zación de sus ideas lo llevó a afirmar que el cristiano actuará como tal tanto en el mundo de lo espiritual como en el de lo temporal.
Esta posición sirve, por cierto, para todos aquellos que, partiendo de la fe, sienten que el destino ulterior del hombre está ligado a una causa que va mucho más allá de las que el mismo hombre crea para mejorar la comunidad en la cual vive.
Para Maritain el hombre -lo sepa o no— está vinculado a Dios y en su dirección
hacia El—consciente o no— se realiza y desarrolla todas sus actividades.
Es, de alguna manera, la confirmación de lo que sostienen todas las religiones monoteistas del mundo en sus fundamentos.
Las divergencias, a partir de la raíz, muestran una última instancia: revelar la unidad del género humano.
Maritain dejó muchas ideas para el desarrollo del hombre y del hombre en sociedad, y de la sociedad en democracia partiendo del respeto que merece la persona humana.
Estos conceptos no fueron doctorales -pese a su vida universitaria y de investigación- sino más bien reflexivos y, por ello, llegan con reconocible sencillez a la comprensión humana.
En tiempos en que todo parece entrar en revisión -desde los sistemas educativos hasta los regímenes políticos tradicionales— no está de más recordar estos pensamientos básicos de Jacques Maritain.
Pertenece a esa clase de pensadores que reflexionó sobre el hombre ai forma concreta, no en forma abstracta. Por ello pidió el respeto humano y demostró que sin él no es posible llegar a la democracia, sistema que debe ser, por cierto, la forma de vida de todos los pueblos que buscan el progreso integral de todos sus sectores.
Esto quiere decir que mientras el hombre crece como tal, afirmado en sus principios, en su fe y en su ética, las comunidades progresan.
El ideal de ese progreso tiene que ver con el bienestar común y con aquel otro interno que convierte al hombre en un ser humano: un ser que no puede conformarse con el vaivén de las apariencias cotidianas y que, viviendo en el mundo, aspira a relacionar lo que siente y lo que piensa con lo que hace.
En definitiva, ser humanos no quiere decir solamente demostrar constantemente lo racional. Es además y sobre todo prepararse constantemente para vivir cada día como persona y como integrante de una comunidad en la que crecen las condiciones morales y espirituales. Alberto Auné
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