Alberto Auné
La enfermedad
Muchas personas sufren el herpe pero sus peculiaridades son poco conocidas.
Se trata de una erupción vesiculosa, cuyo agente es un virus filtrable que se aloja en el organismo, exacerbándose y produciendo manifestaciones exteriores ante cualquier tóxico
Comienza con una mancha eritematosa con sensación de quemadura para luego aparecer, generalmente a los tres días, ramilletes de vesículas.
Las vesículas, del tamaño de la cabeza de un alfiler, albergan un líquido seroso y turbio que se derrama al romperse la pared en forma espontánea.
El virus causante de la infección se encuentra en el líquido de las vesículas produciendo de esta forma la difusión bacteriana en la zona cutánea afectada.
El virus
Las infecciones ocasionadas por este virus tienen distinta virulencia de acuerdo al tipo de virus atacante.
Existen localizados dos tipos de virus de herpe simple: el tipo-1, que se asocia a infecciones de cara, boca, faringe, ojos, cerebro y el tipo-2 que se localiza en los órganos genitales de ambos sexos.
En el primer tipo, las infecciones son habitualmente asintomáticas y acaece antes de la adolescencia. Tiende a hacerse latente, con reactivaciones recurrentes que pueden continuar de por vida.
Las infecciones van de lo más leve o benigno e incluso inaparente a extremadamente graves que pueden causar una pérdida importante de la visión o ceguera total y, en los casos de infecciones cerebrales, la muerte.
En el segundo tipo de virus se trata de una inflamación dolorosa aguda que se acompaña con úlceras y vesículas.
Su aparición está acompañada de síntomas neurálgicos y, con gran frecuencia, de un grado variable de depresión y fatiga.
Este virus de tipo-2, cuando se encuentra radicado en la mujer, puede producir otras complicaciones como la herpe neonatorum (herpes de los recién nacidos), que se presenta al dar a luz y hallarse el canal del parto activamente infectado por el virus.
Las investigaciones
Las investigaciones se han centrado en el virus de tipo-2, debido a las características señaladas y por la vinculación que puede tener con otras enfermedades de mayor gravedad y cuidado.
Aunque no se poseen pruebas de que el mencionado virus esté relacionado con la aparición de tumores y de que esta relación es de causa y efecto, los investigadores tratan de alertar sobre esta incidencia, sugiriendo la observación de pacientes con infecciones herpéticas en zonas críticas.
Se trata más que nada de controlar cualquier derivación de esa otra índole aconsejando a los médicos extremar el diagnóstico con la mayor exactitud posible.
La vacuna
Al parecer, a pesar del enorme progreso alcanzado en la prevención de muchas enfermedades infecciosas, existe cierta desconfianza acerca de la vacuna como medio de prevenir esta enfermedad.
En los profanos, esta actitud es justificable en alguna medida, en mérito a algunas experiencias habidas con vacunas para combatir preventivamente enfermedades como el caso de la tosferina.
Empero, lamentablemente por una defectuosa información se tienen más en cuenta los casos aislados de desenlace trágico y no la significativa reducción en las muertes entre los vacunados,
En general, la aceptación o rechazo de la medicina preventiva parece afincarse no en el éxito sino en el fracaso.
¿Prejuicio o facilismo?
Con el advenimiento de la terapéutica antibiótica la investigación de vacunas bacterianas se ha visto postergada o desalentada.
El médico, qeneralmente, tiende a combatir la enfermedad infecciosa mediante la administración de medicamentos antivíricos, dejando de lado la búsqueda de vacunas bacterianas eficaces que la prevenga.
Afortunadamente, en los últimos tiempos y como consecuencia del éxito alcanzado en la vacuna contra la meningitis bacteriana, se ha redoblado el esfuerzo investigador,
No obstante hay quienes afirman o sostienen una curiosa teoría, en el sentido de que las enfermedades que no acaban con la vida de las personas no merecen prevención aunque sí curación.
En relación a las infecciones del virus del herpes esta teoría o prejuicio ha tenido una incidencia negativa, pues la acción de la quimioterapia antivirica, de carácter curativo, no ha hecho más que retardar los trabajos en la elaboración de una vacuna eficaz.
La perniciosa acción del virus de tipo-2 con sus probables derivaciones, ya sea como causa o como efecto de otras enfermedades, obligó a prestar atención y dedicación en la búsqueda de una terapéutica preventiva,
La vacuna es un extracto de proteínas preparado a partir de células pulmonares de embrión humano infectado con el virus de tipo-1 de herpe simple. Alberto Auné
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