Alberto Auné
La intoxicación botulímica o botulismo se produce debido a una toxina bacteriana, por lo general de carecer mortal, denominada clostridium botulinum.
Por sus efectos se asemeja al bacilo del tétanos y la difteria, debido a que el veneno no está en ella sino que la bacteria lo elabora y expulsa.
La toxina es tan nociva como rápida es su inactivación por el calor; por ello se aconseja la cocción previa de los alimentos; además, no se multiplica en el cuerpo human, debido a que la temperatura normal que éste posee es superior a la que la bacteria puede tolerar.
Entre las causas de su presencia podemos señalar la precaria conservación de alimentos, en malas condiciones higiénicas y por períodos extendido de tiempo, por ejemplo en envasados o embutidos de carne, pescaos ahumados o salados, o por deficiencias en el proceso de conservación en latas.
Por esto es importante verificar no sólo la fecha de vencimiento en el envase de conservas sino la empresa productora, para verificar su confiabilidad.
En latas contaminadas de carne o verdura el bacilo se reproduce dando origen a la toxina y a un gas característico, que puede detectarse debido a su olor a rancio.
Una vez ingerid el alimento contaminado la toxina llega al estómago en primer término, para pasar después al intestino, entrar al torrente sanguíneo y ubicarse en las terminaciones nerviosas denominadas placas neuromusculares.
La función de estas placas es la producción de acetilcolina, sustancia que transmite los impulsos de los nervios al músculo.
La toxina impide su formación y el músculo se paraliza.
Síntomas de alerta
A partir de las 12 a 24 horas siguientes a la ingesta el envenenamiento comienza a expresarse en forma gradual con parálisis muscular y glandular; en primer término son afectados los globos oculares, lo que lleva a una consulta al médico oftalmólogo, constituyendo un primer indicio de la enfermedad.
Los trastornos toman también el oído; se secan las mucosas; la boca deja de segregar saliva; se paralizan los músculos de la masticación, la laringe y la respiración, además de los intestinos.
Su curación
El primer intento consiste en devolver al paciente el uso de todos sus signos vitales, liberando las vías respiratorias; simultáneamente se aplican sustancias que provoquen vómitos y se efectúan lavados gástricos.
También se estimulan las contracciones musculares y se aplican dosis de suero antibotulínico.
Una vez recuperadas las funciones no suelen quedar consecuencias.
Prevención
Un proceso preventivo comprende una estricta aplicación de medidas de higiene en la conservación de alimentos, descartando aquellos que originan dudas acerca de su estado.
En el caso de conservas es necesario seguir las instrucciones que figuran impresas en los envases o latas.
También debe haber cuidadosos controles en el proceso de elaboración alimenticia en plantas industriales.
Un rol importante es el de las autoridades sanitarias, que deben difundir masivamente instrucciones para identificar envases y contenidos afectados. Alberto Auné
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