Ansiedad y chequeo médico: un riesgo común

· Alberto Auné, medicina, salud
Autores

Alberto Auné

El chequeo médico es una res­puesta de nuestro tiempo a las preguntas que, desde siempre, el enfermo plantea al clínico o especialista. Es un intento de matizar la incertidumbre de nuestro estado general en las fronteras entre la salud y la enfermedad.

 

Su origen

 

A mediados del siglo XIX, con motivo de los problemas sanitarios que provocaron aluviones inmigratorios en varios países, principalmente en los Estados Unidos, se comienza a «chequear» a los inmigrantes en primer lugar para luego hacerlo con los reclutas militares, pasando después a los escolares, las mujeres embarazadas y los recién nacidos.

Más adelante, la práctica del chequeo se extendió a los aspirantes a empleo en por parte de empresas y a los funcionarios, ejecutivos, deportistas, a las personas que iban a ser sometidas a una operación, a los pilotos de líneas aéreas, automovilistas, y demás rubros., convirtiéndose en un hábito generador de angustias o de respuestas a incertidumbres sobre la salud.

 

Las premisas

 

El chequeo o balance de salud se asienta en cuatro premisas:

Algunas enfermedades pueden ser detectadas y tal vez corregidas en la fase anterior a sus manifestaciones presintomáticas o clínicas.

La significación de ciertos hallazgos clínicos y bio­lógicos y el éxito de ciertas terapéuticas sólo son aparentes tras su vigilancia y control a lo largo del tiempo.

Estas técnicas de «chequeo» requieren un equipo mé­dico coordinado de clínicos y especialistas.

La masa de observaciones, informaciones y datos cobra verdadero sentido cuando se procesa informática y estadísticamen­te..

 

 

Historia

 

En el año 1861 el médico inglés Horace Dobell, especialista en tuberculosis y enfermedades torácicas, consideraba importante  prevenir la aparición da enfermedades mediante un examen médico periódico.

En 1902, en un congreso de medicina internacional, el médico francés Claude Barés daba a conocer su trabajo  «La utilidad del examen médico en individuos aparentemente sanos».

 

 

La actualidad

Actualmente se señala y advierte que los «chequeos” son a la vez útiles y peligrosos; útiles porque es bueno el someter perió­dicamente a una persona a un examen médico sistemático, pero es pe­ligroso porque hasta el chequeo mas complejo y la exploración mas exhaustiva son incompletos si tienen la pretensión de explorar automáticamente todos los órganos y funciones, pues hay un momento en que no se puede ir más lejos.

 

Un balance

 

En muchos países el balance de salud, entendido como un examen di­rigido por los antecedentes patológicos del enfermo, está entre en las atribuciones del médico de cabecera o de familia.

Este procedimiento no debe ser una respuesta fría de datos, gráficas, radiografías y números, sino sobre todo, una interpretación y una deducción inteligente, una orientación practica de los resultados.

Es preciso responder al deseo legítimo de una persona que quiere, en ciertos períodos de su vida, hacer un balance sobre su estado de salud y conocer sus posibilidades de mejorar lo que sea posible.

La respuesta ha de ser prudente, en referencia al pasado y el presente pero nunca sobre el futuro, por ser éste más planificable que previsible.

 

 

Un derecho humano e inalienable

 

La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, no consistiendo solamente en la ausencia de enfermedad.

Se chequea a las personas que quieren asegurarse de que no están enfermos. La persona que quiere un chequeo y que se encuentra sana, quiere no ser un enfermo que se ignora sino saber, exigiendo por parte del profesional de la salud una metodología rápida, precisa, segura y eficaz.

En esta situación se encuentran los adul­tos, especialmente mayores, que necesitan de este conocimiento para tener expectativas de una mayor y mejor esperanza de vida.

El «chequeo» individual debe ser inspirado por una inteli­gencia crítica. Debe ser ordenado y orientado según la coyuntura que no es deducible únicamente por signos físicos, de los exá­menes objetivos y de datos de laboratorio, sino del análisis subjetivo de los síntomas, del interrogatorio y de los anteceden­tes.

Es una respuesta a las preguntas ¿qué es lo que no mar­cha? (diagnóstico) ¿qué va a pasar? (pronóstico) ¿qué se puede hacer? (terapéutica) y ¿qué se puede hacer para evitarlo? (profi­laxis o prevención.

Consitituye un intento provisional y perfeccionable de matizar la incertidumbre de nuestro estado general en las fronteras entre la salud y la enfermedad. Alberto Auné

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